Por: Sofía Triviño
¿Te ha pasado que te despiertas y lo primero que piensas, antes de tomarte un café, es en sexo?, en ocasiones te preguntas ¿Por qué mi pareja tiene tanto apetito sexual? o después de tener un encuentro sexual te sientes inconforme, ¿cómo si algo te faltara?
El deseo sexual o la libido está presente en todos como seres humanos, impulsa el contacto y la cercanía para el encuentro sexual – relacional, es una parte fundamental e importante en el entorno social, lo encuentras en todas partes: la moda, el cine, clubs, libros, pinturas, música y hasta en la iglesia.
Todos, absolutamente todos piensan en sexo. No es casualidad que sea descrito como uno de los mayores placeres de la vida, académicos de la salud y el comportamiento han estudiado la sexualidad por siglos, esto como premisa para entender porque para los humanos, el sexo lo es todo.
Se dice que el sexo da vida, pero, hasta que punto esta vitalidad puede ser considerada un problema, más que beneficioso, cuándo el sexo es mucho y cuándo es una bandera roja que nos indica que algo no es nomal.
No hay nada malo en tener fantasías, deseo y pensar en ello, al contrario es completamente habitual, el diseño de nuestro sistema está hecho para captar las imágenes y tomar respuesta sobre ellas, es un proceso cognitivo completamente natural, el subconsciente lo hace por sí solo, derribando erotismo hasta en los sueños, lo realmente nocivo es cuando este ya no tiene un límite, cuando la compulsión y el descontrol se convierten en detonantes que generan un desequilibrio completo.
Me preguntan ¿cuándo es mucho y cuándo es poco? la verdad es que dentro de cualquier panorama excesivo existe una conducta psicológica que desencadena patologías compulsivas.
Han escuchado que todo extremo es malo, pues hasta para el sexo lo es.
La hipersexualidad, es ese impulso sexual desaforado que hace que el sexo más que la búsqueda del placer sea una necesidad que proporciona descontrol en la conducta. Es tal desequilibrio que hace que la intimidad se vuelva exacerbada, aparecen pensamientos, conductas sobre las que no se tiene control, evita que la persona se desenvuelva socialmente, a tal punto que complica sus actividades cotidianas, porque su prioridad es pensar en sexo, fantasear con sexo y tener sexo sin importar el espacio o la persona.
Según expertos, es una condición dentro del patrón conductual que hace que la ansiedad, las dificultades, los cambios de animo y la inestabilidad se cure con sexo, es un deseo perjudicial que no se sacia con nada, porque cuando existe algo derivado en compulsión o compulsividad no se puede manejar. Se convierten en depredadores y cualquier persona en su objetivo, así tengan pareja.
Afecta tanto a hombres como a mujeres, se estima que el 6% de la población es adicta al sexo, ¿es entonces el deseo el problema? yo diría que es la desmesura desencadenada por la ausencia de educación sexual adecuada.
Los vacios, la verguenza, y la variabilidad moral que existe cuando se habla de sexualidad es tan abismal que ha hecho que la mayor parte del conocimiento sexual sea a través de la pornografía, que si bien sirvió como fuente para hablar sobre el placer, su procedencia es debatible. Es que el sexo estaba enclaustrado y el porno abrio pequeñas visiones de la sexualidad, pero no como una fuente confiable para determinar como se direcciona el placer. Y es ahí donde nacen las adicciones, porque la visión de la pornografía encasillo la sexualidad a unas variantes y si no es como en el porno, no es válido.
Por otro lado, el cerebro, puede hacerse adicto a los químicos que se liberan cuando tenemos sexo o vemos pornografía; no es solo correrse, es la emoción y el vacio que trae después que hace, ocasionando dependencia para ciertos casos, la producción de placer que sentimos cuando el cerebro es estimulado genera ansiedad, desesperación en el cuerpo, todo para conseguir que los neurotransmisores trabajen para y elevar la actividad. Aquí es muy difícil parar.
Lo pongo de la siguiente manera, cuando una persona asocia repetidamente consecuencias negativas con actos sexuales, quiere parar, pero no puede, a pesar de múltiples esfuerzos, es probable que exista una adicción al sexo, y aquí repercuten sentimientos negativos consigo mismo, porque sienten que no pueden llevar una vida sin sexo, que no existe nada, ni nadie que los satisfaga, ni siquiera ellos mismos. Porque hay un quiebre que debe tratarse. Es por eso, que la mejor alternativa para esa condición patológica es buscar ayuda psicológica, un profesional capacitado ayudará a que con un adecuado tratamiento haya una solución ante esta problemática. Y es aquí que me pregunto, ¿es la falta de educación, los tabús, la censura y la verguenza qué han hecho del sexo una problemática incontrolable con cifras críticas que nos afecta a todos?